viernes, 26 de febrero de 2010

capítulo 23

 

Justo cuando se ha ido Vanessa, Augusto entra en la habitación en dónde tiene encerrada a su esposa.
--¡¡a ver, tu amiga necesita que te embaraces...¡¡ ¡¡cuando lo vas a hacer¡¡ ¡¡¿¿es que quieres que me lleve a tu hija para siempre?¡
Valentina lo mira con odio. Él le saca la mordaza.
--¡¡te odio¡ --dice ella.
--Y yo también --con ironía-- no te importa que tu hija está en un almacén de mala muerte, en pésimas condiciones...
Valentina llora:
--¡¡no me tortures más¡
--Me basta una llamada y los hombres que tienen a tu hija la sacaran del país o la mataran...¡
Totalmente vencida y ver que cada vez su marido lleva a su hija a un lugar peor Valentina dice:
--lo haré...
Augusto sonríe victorioso:
--gracias querida, sabía que ibas a ser muy comprensiva con tu amiga...
Mientras la va desatando él le dice:
--¡¡date una ducha y come algo, ahora mismo vamos a la clínica... te internaremos hasta que te haga la inseminación y te lo advierto, esto será hasta que te quedes embarazada y le des el niño a tu amiga, y es algo que no debe saber nadie... Si alguien te pregunta el hijo que esperas es tuyo pero luego morirá¡
Llena de odio Valentina le dice:
--¡¡quiero el divorcio y la custodia total de mi hija...¡
--está bien, total si decides no cumplir con lo pactado te saco a tu hija igual... así que tú veras...

Acuerdan que después de la primera inseminación se firmaran los papeles. Valentina deja claro que no hará una segunda inseminación en caso de fallar la primera si no firman los papeles. Valentina es llevada a la clínica esa misma mañana. En una camilla se la llevan. Augusto y Vanessa está con ella. Hay poco personal, el amigo de Augusto lo maneja todo. Desde la camilla Valentina mira con odio a los dos. Vanessa con ella:
--sé que no me puedes entender pero amiga, espero que me llegues a comprender. Este hijo que vas a tener me va a salvar la vida...
Pese a que el doctor ya lo deja claro que el estado de salud de la señora es pésimo y no cree que la inseminación funcione la llevan a cabo.

Es en la noche cuando por orden de Augusto, Valentina llega con Vanessa a la mansión. En la puerta está Augusto. Tiene a la pequeña. Madre e hija se abrazan con fuerza. Valentina y su hija han vivido un infierno del que tienen prohibido hablar y que quieren olvidar. Valentina tiene tanto miedo que le vuelvan a sacar a su hija que hace todo lo que le dice su marido. Se instalará junto a su niña en la mansión. Carlos no la acoge muy bien. Ella mira con horror a ese chico del que va a tener que traer al mundo un hijo. La noticia que le da Vanessa que ya comenzó la inseminación hace que él se olvide de todo. Carlos está feliz:
--¡¡estoy seguro que pronto voy a ser padre... estoy seguro¡¡
Valentina tiene la mirada muy triste. Desde las escaleras alguien la mira incrédulo.
--hola...
Valentina se había olvidado de él. Verlo es un bálsamo para su tristeza. Él se acerca muy dulce.
--¿qué haces aquí?
--he estado algo enferma... viviré aquí por una temporada...
Valentina está muy triste. Ramiro la mira como si fuera un sueño.
--si la verdad es que tienes muy mala cara... pero bienvenidas... a las dos...
 


La sonrisa de Ramiro llena de paz a la atormentada mujer. Él le da un beso en la mejilla. Ella lo abraza. Siente que ha llegado al paraíso. Él la siente temblar, no dice nada. Sonríe tierno. Está seguro que su amada ha tenido un problema fuerte con su esposo y eso lo anima. Está seguro que poco a poco logrará entrar en el corazón de ella. La niña está muy triste también, Ramiro se pone en cuclillas.
--eres muy linda, princesa... tú y yo nos vamos a llevar muy bien...
La niña lo abraza. Valentina siente que encontrar a Ramiro ha sido lo mejor que le ha pasado en su vida. El le guiña el ojo.

Alberto está solo en ese departamento que se le hace enorme. Aunque quiere olvidarlo no puede dejar de pensar en David. Pasa el mayor tiempo posible en su trabajo pero en la noche las paredes se le caen encima. Su soledad lo atormenta. Ha roto y recompuesto varias veces la foto de David que besó durante todos estos años. Tienen más de ellos dos pero esa es especial. Le gusta recordar lo que vivieron pero también le atormenta. Mientras encerrado en la habitación de su hotel, David no hace más que beber. Vive en una suite a todo lujo pero la culpa y la soledad lo destrozan. No hace más que pensar en Alberto.

Suena el timbre en casa de Alberto.
--¿¿quien es?
--soy Augusto. El vecino de al lado... perdona que te moleste pero necesito un favor...
Alberto le abre la puerta y se sorprende al ver un hombre guapo en toalla. La verdad es que nunca había tenido cerca a un hombre así que no fuera David y se da cuenta que es justo lo que necesitaba. Verlo ha aliviado un poco su alma.
--¿puedo pasar?
--si claro...
Alberto está perplejo. Cierra la puerta. La sonrisa seductora de Augusto es algo que le encanta.
--ya sé que te será raro que entre en estas fachas...
--pues sí la verdad es que nunca un vecino se me ha presentado en pelotas...
--es que se me ha estropeado el agua caliente... ¿será que me dejas tu ducha?
--si claro... ahí está... --dice Alberto señalándole el baño.
--gracias...
La mirada de Augusto es seductora. Sabe lo que hace en todo el momento. Mientras dice gracias se saca la toalla. Es atractivo. La verdad es que para Alberto es todo un impacto verlo desnudo. Jamás vio un hombre desnudo que no fuera David y le gusta pensar en un hombre sin amor. Además ese hombre lo mira coqueto y eso le gusta. Augusto se pone la mano en los hombros.
--Por cierto... soy Augusto...
Extiende su mano.
--Alberto... Alberto soy yo... --balbucea.
Ambos encajan sus manos. Alberto está muy cachondo. Su vida sexual ha sido pobre y es una novedad que le gusta estar sintiendo cosas aunque sea solo en el terreno sexual por otro hombre. Le gusta estar tocándolo ni que sea la mano y más tenerlo desnudo.
--bueno pues nos vemos luego...
--si claro...
Alberto lo ve desaparecer. Le gusta su culo. Está ardiendo. Va a la cocina y mete la cabeza bajo el grifo. Le gusta ese desconocido le gusta. Aunque es algo que le da susto piensa que tal vez llegó el momento de romper con su pasado y vivir su sexualidad de una manera libre. Se tiene que mojar la cabeza varias veces y es que le tiene muy calienta pensar que tiene un hombre desnudo en su casa. Augusto se da una ducha pero no se enjabona. Su mirada está llena de odio:
--¡¡yo sabría que está era la excusa ideal para entrar...¡¡ ¡¡asqueroso...¡¡ ¡¡como me miraba...¡
Aunque siente un poco de reparo en lo que va a hacer, el dinero que va a lograr está muy por encima de eso.
--si logro que este idiota se enamore y tenga un hijo podré dominar toda su fortuna y si no siempre tendré a Vanessa... pero más vale tenerlo yo controlado que el premio se lo lleve otro... Se le nota su mirada de pervertido. Haría lo que fuera por un buen polvo y será cualquiera... Así que voy a ser yo...
Augusto se moja bien la cabeza para relajarse ya que está muy tenso. A veces se para a pensar un poco lo que va a hacer y no está seguro que sea lo correcto pero cuando piensa en el dinero se le olvida.
--acostarme con un hombre nunca pensé que fuera algo que me tocara hacer pero ni modo... Sacaré mucho dinero enamorando a este y ya le cobraré el asco. No va a poder contar que tuvo el gusto de acostarse conmigo, un gusto que le va a salir muy caro...
Augusto sale de la ducha desnudo, húmedo. Se seca la cabeza. Está poniendo muy cachondo a Alberto que le gusta verlo desnudo y en movimiento.
--muchas gracias por todo...
--No de nada --dice sofocado --¿y te vas a ir así en bolas?
--no ahora me pongo la toalla... es que me encanta estar desnudo... ¿a ti no?
--bueno en realidad no tengo ese costumbre...
--pues deberías desnudarte más... me encanta ir a lugares nudistas... un día podemos ir tú y yo juntos...
A Alberto le ha caído muy bien se hombre. Se siente a gusto hablando con él.
--no suelo salir... En realidad no salgo nunca.
Augusto lo acaricia y siente que a Alberto le gusta. Alberto se separa tímido. Augusto le guiña el ojo:
--seguro que eres de esos tipos que solo trabajan...
--pues sí...
--¡me has caído bien, tú y yo podemos salir... no sé... si no te molesta ser amigo de un gay...¡¡
Alberto sonríe:
--¿eres gay?
--bueno, si espero que no te molesta mi sinceridad. Es que durante años he estado ocultando esto... hasta me casé para negar la realidad pero no lo puedo evitar...
Alberto está encantado con ese hombre. Piensa que es el candidato ideal para olvidar a David. Augusto sigue hablando:
--sabes... a lo mejor los vecinos te dirán muchos chismes...
--No me interesa... no pienso escuchar a nadie...
Augusto le guiña el ojo, le sonríe. Alberto está muy excitado.
--quiero que lo sepas por mi... Me acabo de separar... mi mujer me dejó porque me pillo en la cama con un amigo...
A Alberto le excita imaginarse a ese guapo en la cama con otro. Sonríe:
--que papelón...
--si bueno pero almenos ya no tengo que llevar una doble vida... ¡que se entere todo el mundo... soy gay¡
El hombre se ve muy seguro, muy libre. Todo lo que no es Alberto y le gustaría ser. Ese hombre no parece tener ataduras. Es la pareja ideal piensa Alberto.



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