jueves, 25 de febrero de 2010

capitulo 8


Alberto no da crédito a lo que está viendo. David está delante de él, con su mejor sonrisa, como si no hubiera pasado nada, como si no hubiera aceptado un buen dinero para dejarlo, para dejarlo después de que juntos hayan descubierto un mundo nuevo. Después de haberse ido dejándolo a merced de la intolerancia de sus padres. Ramiro pasa su brazo por el hombro a su hermano:
--¿¿qué te pasa?
Carlos y Teodoro se miran con complicidad ya que ellos saben lo que están pasando. Están muy atentos a las miradas de los dos ex amantes. A Javi le duele pensar cómo se deba estar sintiendo Alberto. Dentro de Alberto hay toda una revolución. Siente mucho dolor, mucha rabia. Lo quisiera golpear, reclamar todo el dolor de esos años, pero también hay pasión, hay un sentimiento tierno que ha crecido con él. Haciéndose el que no sabe, Teodoro dice:
--¿no vas a saludar a tu amigo...? ¿es que se enojaron...? Me dijo que era muy amigo tuyo, hijo de nuestro antiguo jardinero que en paz descanse aunque no sé porqué se fue... ¿¿es que pasó algo y por eso se fue?
Carlos mira a Alberto risueño:
--atrévete maricón, atreve a decir ante tu hermano que te adora la clase de vicioso que eres... --piensa.
Alberto no imagina que todo es un plan de su padrastro. Piensa que es más bien cosa de David.
--No bueno, en realidad... No, no sé... No pasó nada... --balbucea Alberto.
David sonríe, le hace gracia los nervios de Alberto. Se la pasaron bien juntos y a David le gusta que Alberto lo recuerde, que aún se ponga tan nervioso, que aún tiemble cada vez que lo ve como cuando fueron amantes. A pesar de su dolor, de los ojos de Alberto saltan chispas, toda su piel se eriza pensando en las caricias, en los besos de Alberto.
--hola ¿cómo estás? --dice Alberto extiendo su mano.
No lo mira mucho a los ojos. Aún recuerda el poder de la mirada de David y tiene miedo que lo atrape. David encaja su mano con la de su viejo amigo.
--que gusto volver a estar aquí...
Al sentir nuevamente a David tocándolo, Alberto siente escalofríos de placer. Una fuerte energía recorre su cuerpo. Aunque a los dos los unió la pasión, Alberto es más espiritual. Aunque le tenía cariño lo que más le atrajo a él fue algo sexual. Le gustaba que Alberto lo admiraba y lo diera todo por él. Le sonríe, Alberto siempre se ha derretido con esa sonrisa.
--¿qué tal? qué gusto verte... --David.
Alberto siente calambres de placer. Los dos se quedan un buen rato con las manos encajadas, devorándose con los ojos. Es evidente que hay mucho sentimientos entre ellos. Ramiro los siente raro. Se da cuenta que pasa algo pero no imagina qué. Nunca sospecharía que su hermano es homosexual. Carlos y Teodoro murmuran.
--¡que asco¡ --Carlos.
--sí son repugnantes, pero sólo tendremos que aguantar a este par de locas hasta que tengas un hijo...
--que será muy pronto...
A Javi se le hace raro, aunque se da cuenta que la expresión en el rostro de Alberto ha cambiado, ya no es triste. Muerta. Está llena de vida. Le duele pensar que todo esto es por David. Por un hombre que lo está vendiendo. David sonríe. Los dos ex amantes se miran con complicidad.
--me la devuelves... la mano digo... --David divertido.
--si claro...
Alberto se aparta de él nervioso. Lo mira. Sólo unos segundos pero queda atrapado en esa mirada traviesa de David. Lo mira fascinado. Aunque no se acerca mucho porque le da asco, Carlos se dirige a los dos amantes:
--vaya, veo que son muy buenos amigos... Amigos íntimos...
Carlos habla con burla pero él siempre habla así entonces los hermanos Torres-Alcántara no se dan cuenta de que sabe algo. David guiña el ojo a su examigo, se mira con complicidad.
--sí, somos viejos amigos...
El guiño de ojo de su ex amante ha ruborizado a Alberto, lo ha sacado del estado de casi shock en el que lo dejó su mirada.
--¿¿qué haces por aquí?
--las cosas no me han ido muy bien y una vez tu padre me dijo que aquí siempre tendría trabajo...
Alberto lo mira sorprendido:
--si bueno, David, mi padre dijo eso pero fue antes....
De repente Alberto se calla con vergüenza. No puede seguir hablando sin delatarse. Teodoro sigue haciéndose el que no sabe:
--¿¿antes de qué? ¿¿¿es que pasó algo? siendo el hijo del jardinero de toda la vida me extrañó que no hubiera vuelto... ¿pasó algo? Espero que no haber hecho mal en contratarlo.
Alberto no puede creer lo que está oyendo.
--¿¿¡¡qué?¿¿¿¡David va a trabajar aquí?¡
Ramiro va mirando a los dos ex amigos, tratando de ver algo que le diga que está pasando.
--bueno, Alberto el dueño de la casa eres tú así que si te opones pues no trabaja...
Alberto mira fijamente a David. Carlos se mete y le dice a Ramiro:
--perdona pero los dueños de la casa somos los 4 hasta que nazca mi hijo que lo heredará todo...
Ramiro y Carlos frente a frente.
--¡¡eso está por verse¡¡
Los dos se miran con rabia. Teodoro se mete en medio:
--¡¡no se vayan a pelear...¡


Luego mira a Ramiro con un falso amor paternal y le dice:
--no deberías estar tan obsesionado con el dinero, parece que no te importa nada más... A mí me da igual quien se queda con todo el patrimonio...
Ramiro se pone como loco:
--¡¡esto es el colmo... ustedes vinieron a esta casa para robarnos a mi hermano y a mí...¡
Teodoro en plan victima le toca la mejilla:
--no sabes lo que dices...
Ramiro mira a Carlos con odio, Carlos se ríe de él. Ramiro está furioso mientras que Teodoro le dice a Alberto:
--debes hablar a su hermano... No es bueno que sea tan ambicioso...
Teodoro mira a Ramiro y le dice:
--debes aprender de tu hermano que no se preocupa por la herencia...
Ramiro está como loco. Va a protestar pero Alberto le dice:
--No sigas con este asunto, a mamá no le gustaría y no es el momento.
Ramiro se va a su cuarto furioso. Desde arriba de las escaleras Carlos lo mira victorioso. Alberto en esos momentos solo tiene ojos para David. Teodoro acaricia a Alberto paternalmente:
--si me equivoqué, si no quieres que este chico esté en esta casa, si pasó algo grave que no me has dicho... pues se va.
Aunque por respecto a sus padres quiere decir que sí, también piensa que fue ese hombre que su madre metió en su casa quien ha metido de nuevo en su vida a su gran amor del pasado.
--No, por mí está bien... que se quede... --Alberto brincando por dentro.
De reojo, Teodoro y Carlos se miran victoriosos. David sonríe a Alberto que suspira fascinado.
--gracias amigo... Te juro que no te vas a arrepentir...
--si claro...
Alberto está muy sofocado. La presencia de la única persona con la que ha tenido sexo lo tiene muy acalorado.
--estás en tu casa...
Alberto se iba a ir. Teodoro lo retiene:
--¿no lo vas a acompañar a su cuarto? Tú sabrás cual es el cuarto que ocupaba... ¿no?
Alberto y David se miran con intensidad. Se sonríen. Los dos recuerdan los momentos de placer que pasaran allá mientras sus padres se dedicaban a sus asuntos.
--encárgate tú...
Alberto sube por las escaleras, David se va con Teodoro. A mitad de las escaleras, Alberto se gira. Mira a su amado. Siempre le gustó su trasero. Verlo lo ha puesto muy cachondo. A veces creía que si instinto sexual estaba muerto pero éste está más vivo que nunca. Antes de salir de la viviendo, David se ha girado. Le ha gustado ver que Alberto lo estuviera mirando. Lo saluda tipo militar. Le sonríe. Sofocado como un adolescente Alberto desaparece.

Alberto se encierra en su cuarto. Son muchos los sentimientos que hay dentro de él. Furia, dolor, amor, pasión... Está muy alterado. Se lleva las manos a la cabeza.
--¿¡¡porqué has tenido que volver??¿¿porqué?
Mira las fotos de sus padres como si le estuvieran reprochando algo. Sonríe a su madre. Es casi como su venganza. Mira la foto de su madre:
--ha sido tu marido, la casualidad...
piensa que sus padres deben estar retorciéndose en tu tumba pero ahora que ha vuelto a ver a David, la pasión se le ha encendido como el primer día.
--¡quiero amar...¡¡¡¡quiero ser feliz...¡¡
Pero aunque siente mucho por David el desprecio que le dedicaron sus padres por sus tendencias sexuales pesa mucho. Le duele pensar que ahora es libre para amar a un hombre porque sus padres están muertos. Sus ojos se llenan de lágrimas. Se siente un mal hombre. Mira esos retratos con pena:
--¿porqué nunca me comprendieron?
Está muy acalorado. Se lleva las manos a la cabeza:
--¡¡no, no puedo caer en sus brazos...¡¡ ¡¡Me vendió...¡¡ ¡¡David me vendió¡¡
tiembla al pensar en él:
--¿¿a qué vino?¿¿a qué vino?
La posibilidad que haya vuelto por lo que vivieron lo estremece.
--¡¡tengo que saberlo... tengo que verlo¡¡
Va hacia las dependencias de los empleados a escondidas. Está muy excitado. Se acuerda de aquel adolescente que iba a buscar a su amigo a escondidas de los padres de ambos cada vez que le apetecía tener sexo. Se siente como entonces. Mira varias veces que nadie lo vea como si tuviera claro que lo que está haciendo es algo malo. Toca a la puerta.
--¿¿¡David?¡
Toca más y abre.
--¿¿¡David?¡
Ve la ropa de su amigo en el suelo. Toda, quiere huir pero al saberlo desnudo y en la ducha es algo más fuerte que él. Se dirige hacia el baño. La puerta está abierta, David está en la ducha totalmente desnudo. Se ha cerrado la mampara. La visión que lo ofrece a Alberto es muy sofocante. Hacía años que Alberto no veía un hombre desnudo, que no se sentía vivo. Sus hormonas están muy revolucionadas, una fuerte fuerza lo arrastra hacia él irremediablemente.
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